COMUNICADO DE PRENSA DE ACADEMICOS NORTEAMERICANOS AL CIERRE DE LA CONFERENCIA “ENCRUCIJADA ELECTORAL EN AMERICA LATINA, UNA VISIÓN DESDE ACADÉMICOS NORTEAMERICANOS”
El objetivo de esta jornada era el de intercambiar y debatir con colegas salvadoreños y el público en general nuestros análisis y apreciaciones del proceso electoral salvadoreño en el marco de la actual coyuntura centro y latinoamericana, norteamericana y global.
Consideramos la jornada un éxito y antes de contestar sus preguntas queremos dar a conocer ciertas preocupaciones e inquietudes acerca del proceso electoral salvadoreño.
Específicamente sobre la base de nuestros estudios previos, observamos que hay ciertas normas y criterios para garantizar elecciones democráticas, libres y transparentes. Entre ellas destacamos:
La libre circulación y la libre participación en actividades cívicas y políticas sin temor de violencia y sin riesgo de represión o represalias.
La existencia de reglas y reglamentos que garanticen el pleno ejercicio del voto en condiciones de libertad, transparencia, limpieza y ausencia de posibilidades de fraude.
En este sentido, como académicos norteamericanos expresamos cuatro preocupaciones e inquietudes:
Estamos en contra de la injerencia extranjera en los procesos electorales y los asuntos internos de los países, y hemos observado en el caso de El Salvador que el gobierno de Estados Unidos intervino de manera deplorable en previas elecciones en El Salvador y nuevamente está empeñado en intervenir. Entre varios incidentes podemos mencionar:
§ En marzo de 2008 el Embajador de Estados Unidos en El Salvador, Charles Glazer pidió a las autoridades salvadoreñas más acciones contra el crimen e hizo un llamado a la Asamblea Legislativa para que apruebe tres cuerpos legales incluyendo una ley que autorice la intervención telefónica, una ley de extinción de dominio para que los bienes decomisados puedan ser utilizados por el Estado y un nuevo código procesal penal.
§ En mayo de 2008 el embajador Glazer dio declaraciones sobre una supuesta relación entre el FMLN y las FARC: “Cualquier grupo que colabore o exprese amistad con las FARC no es amigo de Estados Unidos”, dijo literalmente.
Es evidente que una vez más el gobierno estadounidense está tomando partido en estas elecciones para influenciar la opinión pública y esto no es aceptable según las normas internacionales.
Nos preocupa sobremanera el incremento de violencia política en El Salvador en los últimos dos años y la impunidad con la cual se ha cometido esta violencia. Ha habido decenas de asesinatos y las víctimas han sido exclusivamente líderes comunales, gremiales, religiosos y miembros o simpatizantes del FMLN. De acuerdo con el departamento legal del Arzobispado de San Salvador en 2007 solamente el 31% de los homicidios que esa oficina investigó fue atribuido a la mara o al crimen común, mientras el 69%, pareciera tener rasgos de “limpieza social” y crímenes al estilo de los escuadrones de la muerte. La Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD) ha documentado una decena de asesinatos recientes de jóvenes activistas sociales. Asimismo la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador CDHES ha señalado que en la medida en que se aproximen las elecciones presidenciales el número de crímenes al estilo de escuadrones de la muerte contra dirigentes opositores se incrementa creando un clima de miedo. Estos son sólo algunos de muchos ejemplos que se podrían citar.
Una serie de reformas al código electoral crean la posibilidad de un fraude. Entre estas reformas podemos destacar:
La derogación del artículo 256 en diciembre de 2007, que elimina la nulidad de una papeleta electoral sin firma ni sello de la Junta Receptora de Votos.
El adelanto de la convocatoria de elecciones al primero de septiembre que implica que el padrón electoral se basa en el censo de 1992 y no el de 2007 de tal manera que se abre la posibilidad de fraude por el voto de muertos o de personas que ya emigraron y no se encuentran en el país.
Al mismo tiempo observamos que la OEA hizo 103 recomendaciones en relación con el proceso electorlal, 56 de ellas obligatorias, que de no ser cumplidas en la evaluación de ese organismo internacional pondrá en entredicho la integridad de estas elecciones.
Nos preocupa sobremanera las declaraciones pronunciadas por la canciller salvadoreña Marisol Argueta en Washington DC el pasado 18 de septiembre ante la AEI (American Enterprise Institute). Le llevó al Instituto el embajador estadounidense Roger Noriega, un hombre que ha intervenido de manera descarada y condenable en las últimas elecciones salvadoreñas. Entre otras cosas la canciller salvadoreña dijo: “los Estados Unidos tienen que prestar más atención a lo que está pasando en El Salvador y a las resultantes consecuencias geopolíticas y para la seguridad nacional... El partido de oposición es un resto de la guerrilla. Algunos miembros de su dirección han tenido relaciones estrechas con la ETA o las FARC. Perder El Salvador sería una situación de pérdida para la seguridad nacional de El Salvador y de Estados Unidos. Va a generar medidas que recorte las libertades. Va a producir inestabilidad en el país y en países vecinos y tendrá la potencialidad de hacer retroceder a El Salvador 30 años... La seguridad de Estados Unidos está en juego en El Salvador. Estas palabras quedan en las mentes de muchos de nosotros que necesitamos que pongan más atención a lo que pasa en Centroamérica... los Estados Unidos tienen que tomar en cuenta seriamente las amenazas y riesgos de una ola creciente de líderes no democráticos cuyo único interés es dañar la imagen de Estados Unidos en la región y en el muerdo. La política exterior de Estados Unidos en la región tiene que ser reanalizada y tiene que revisar los crecientes sentimientos antiamericanos y la instalación de crecientes números de gobiernos antiamericanos en este patio trasero”.
Estas declaraciones prácticamente llaman al gobierno de Estados Unidos a intervenir en El Salvador para evitar un posible triunfo del FMLN en las próximas elecciones y de esta forma coartar el derecho de los salvadoreños de participar en este proceso electoral libre de amenazas, presiones e intervenciones. Dada la larga historia de la intervención de Estados Unidos en El Salvador y América Latina, este llamado es de suma preocupación.
El objetivo de esta jornada era el de intercambiar y debatir con colegas salvadoreños y el público en general nuestros análisis y apreciaciones del proceso electoral salvadoreño en el marco de la actual coyuntura centro y latinoamericana, norteamericana y global.
Consideramos la jornada un éxito y antes de contestar sus preguntas queremos dar a conocer ciertas preocupaciones e inquietudes acerca del proceso electoral salvadoreño.
Específicamente sobre la base de nuestros estudios previos, observamos que hay ciertas normas y criterios para garantizar elecciones democráticas, libres y transparentes. Entre ellas destacamos:
La libre circulación y la libre participación en actividades cívicas y políticas sin temor de violencia y sin riesgo de represión o represalias.
La existencia de reglas y reglamentos que garanticen el pleno ejercicio del voto en condiciones de libertad, transparencia, limpieza y ausencia de posibilidades de fraude.
En este sentido, como académicos norteamericanos expresamos cuatro preocupaciones e inquietudes:
Estamos en contra de la injerencia extranjera en los procesos electorales y los asuntos internos de los países, y hemos observado en el caso de El Salvador que el gobierno de Estados Unidos intervino de manera deplorable en previas elecciones en El Salvador y nuevamente está empeñado en intervenir. Entre varios incidentes podemos mencionar:
§ En marzo de 2008 el Embajador de Estados Unidos en El Salvador, Charles Glazer pidió a las autoridades salvadoreñas más acciones contra el crimen e hizo un llamado a la Asamblea Legislativa para que apruebe tres cuerpos legales incluyendo una ley que autorice la intervención telefónica, una ley de extinción de dominio para que los bienes decomisados puedan ser utilizados por el Estado y un nuevo código procesal penal.
§ En mayo de 2008 el embajador Glazer dio declaraciones sobre una supuesta relación entre el FMLN y las FARC: “Cualquier grupo que colabore o exprese amistad con las FARC no es amigo de Estados Unidos”, dijo literalmente.
Es evidente que una vez más el gobierno estadounidense está tomando partido en estas elecciones para influenciar la opinión pública y esto no es aceptable según las normas internacionales.
Nos preocupa sobremanera el incremento de violencia política en El Salvador en los últimos dos años y la impunidad con la cual se ha cometido esta violencia. Ha habido decenas de asesinatos y las víctimas han sido exclusivamente líderes comunales, gremiales, religiosos y miembros o simpatizantes del FMLN. De acuerdo con el departamento legal del Arzobispado de San Salvador en 2007 solamente el 31% de los homicidios que esa oficina investigó fue atribuido a la mara o al crimen común, mientras el 69%, pareciera tener rasgos de “limpieza social” y crímenes al estilo de los escuadrones de la muerte. La Fundación de Estudios para la Aplicación del Derecho (FESPAD) ha documentado una decena de asesinatos recientes de jóvenes activistas sociales. Asimismo la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador CDHES ha señalado que en la medida en que se aproximen las elecciones presidenciales el número de crímenes al estilo de escuadrones de la muerte contra dirigentes opositores se incrementa creando un clima de miedo. Estos son sólo algunos de muchos ejemplos que se podrían citar.
Una serie de reformas al código electoral crean la posibilidad de un fraude. Entre estas reformas podemos destacar:
La derogación del artículo 256 en diciembre de 2007, que elimina la nulidad de una papeleta electoral sin firma ni sello de la Junta Receptora de Votos.
El adelanto de la convocatoria de elecciones al primero de septiembre que implica que el padrón electoral se basa en el censo de 1992 y no el de 2007 de tal manera que se abre la posibilidad de fraude por el voto de muertos o de personas que ya emigraron y no se encuentran en el país.
Al mismo tiempo observamos que la OEA hizo 103 recomendaciones en relación con el proceso electorlal, 56 de ellas obligatorias, que de no ser cumplidas en la evaluación de ese organismo internacional pondrá en entredicho la integridad de estas elecciones.
Nos preocupa sobremanera las declaraciones pronunciadas por la canciller salvadoreña Marisol Argueta en Washington DC el pasado 18 de septiembre ante la AEI (American Enterprise Institute). Le llevó al Instituto el embajador estadounidense Roger Noriega, un hombre que ha intervenido de manera descarada y condenable en las últimas elecciones salvadoreñas. Entre otras cosas la canciller salvadoreña dijo: “los Estados Unidos tienen que prestar más atención a lo que está pasando en El Salvador y a las resultantes consecuencias geopolíticas y para la seguridad nacional... El partido de oposición es un resto de la guerrilla. Algunos miembros de su dirección han tenido relaciones estrechas con la ETA o las FARC. Perder El Salvador sería una situación de pérdida para la seguridad nacional de El Salvador y de Estados Unidos. Va a generar medidas que recorte las libertades. Va a producir inestabilidad en el país y en países vecinos y tendrá la potencialidad de hacer retroceder a El Salvador 30 años... La seguridad de Estados Unidos está en juego en El Salvador. Estas palabras quedan en las mentes de muchos de nosotros que necesitamos que pongan más atención a lo que pasa en Centroamérica... los Estados Unidos tienen que tomar en cuenta seriamente las amenazas y riesgos de una ola creciente de líderes no democráticos cuyo único interés es dañar la imagen de Estados Unidos en la región y en el muerdo. La política exterior de Estados Unidos en la región tiene que ser reanalizada y tiene que revisar los crecientes sentimientos antiamericanos y la instalación de crecientes números de gobiernos antiamericanos en este patio trasero”.
Estas declaraciones prácticamente llaman al gobierno de Estados Unidos a intervenir en El Salvador para evitar un posible triunfo del FMLN en las próximas elecciones y de esta forma coartar el derecho de los salvadoreños de participar en este proceso electoral libre de amenazas, presiones e intervenciones. Dada la larga historia de la intervención de Estados Unidos en El Salvador y América Latina, este llamado es de suma preocupación.