viernes, 17 de julio de 2009

El 30 de julio en la memoria de la comunidad universitaria

Por: Ana María Campos

Desde 1975, el 30 de julio forma parte de la memoria colectiva de los universitarios. Este 2009 se cumplirán 34 años de la masacre estudiantil. Los estudiantes universitarios fueron reprimidos y muchos de ellos asesinados cuando realizaban una marcha en protesta por la intervención militar del Centro Universitario de Occidente.

Según Ricardo Argueta, Director del Instituto de Estudios Históricos Arqueológicos y Antropológicos de la UES, el 30 de julio forma parte de la identidad universitaria. “Creo que está más abocada a los acontecimientos sucedidos a los estudiantes y por eso quizá cobra más relevancia. En lo que se hace énfasis es en la represión de ese 30 de julio y quienes mantienen vivo ese recuerdo es el estudiantado”.

Antecedentes
El 25 de julio de 1975, el ejército intervino el Centro Universitario de Occidente. Los estudiantes se preparaban para salir en un desfile bufo el día 26 de julio.

“Era una tradición que se hacía durante las fiestas patronales de esta ciudad. Los militares irrumpieron, golpearon y capturaron a muchos estudiantes lo que dio lugar a numerosas protestas, una de ellas y la más importante se produjo el 30 de julio”, se explica en el libro 25 años de estudio y lucha.

En protesta por la intervención militar, el 30 de julio de 1975, los universitarios organizaron una marcha estudiantil que salió del estacionamiento de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales hacia el parque Libertad. La marcha nunca llegó a su destino. Los estudiantes universitarios y de secundaria fueron masacrados en las inmediaciones del puente a dos niveles, ubicado en la 25 Avenida Norte, ahora calle Mártires del 30 de julio.

30 de julio de 1975
En el periódico Voz Popular, de la tercera semana de agosto de 1975 se describe lo siguiente: “pertrechados de armas modernas, equipo de gases lacrimógenos y vehículos blindados, contingentes de la Guardia Nacional, Policía de Hacienda y Policía Nacional masacraron el día jueves 30 a una manifestación pacífica de estudiantes de secundaria y universitarios que desfilaban para protestar por el allanamiento del Centro Universitario de Occidente y el atropello de estudiantes que los mismos cuerpos habían cometido los días viernes 25 y martes 29 en la ciudad de Santa Ana”.

No existe un dato exacto sobre el número de personas que fueron asesinadas ese 30 de julio de 1975. El periódico Voz Popular reportó más de 50 muertos. “Entre los que se incluyen médicos del Hospital del Seguro Social y trabajadores de los lugares adyacentes que fueron alcanzados por las balas que los valientes agentes de los cuerpos de seguridad lanzaban a diestra y siniestra contra los estudiantes que portaban como armas su inquietud juvenil y la exigencia de que se respete la autonomía universitaria maltrecha ya por la intervención gubernamental”.

La Defensoría de los Derechos Universitarios de la Universidad de El Salvador en un informe sobre la masacre del 30 de julio de 1975, sostiene que hubo un aproximado de 37 muertos y desaparecidos (no se determina la cantidad).

Contexto político
Hacia 1970, El Salvador atravesaba por un período de intensa convulsión política. En 1971 ANDES 21 de junio realizó la segunda huelga nacional. Ese mismo año, se inician las acciones armadas de las organizaciones político-militares y con ellas inicia la lucha armada en el país. El 19 de julio de 1972, a escasas tres semanas de asumir el poder el Coronel Arturo Armando Molina, la Universidad de El Salvador fue atacada. La institución permaneció cerrada por dos años.

Los años previos a la masacre del 30 de julio están marcados por el auge del movimiento popular.
Según Ricardo Argueta, “estamos hablando de un ambiente político muy tenso, de mucha efervescencia social, de un gobierno ilegítimo, que había llegado de un fraude electoral y es en ese contexto que se va a dar la protesta”.

Para Roberto Cea, ex Secretario de Extensión Cultural de la UES, la masacre del 30 de julio se enmarca dentro del contexto de la lucha de clases.

“La dictadura militar que hoy está en Honduras, los gorilas que nunca van a cambiar, tenían que invadir la Universidad, pero ya lo habían hecho el 19 de julio de 1972. Los muchachos de aquella época querían democratizar al país de forma participativa, eso es lo que debemos rescatar dentro de la memoria”, afirma.