Por: Luis Alemán
La danza contemporánea que se presentó este 5 de septiembre en el Teatro Universitario permitió el encuentro de dos coreógrafos que en los años 80 formaban parte de grupos de vanguardia que surgen en la UES: Evolución y Danza en Movimiento.
Julio Mejía y Jorge Mendoza quisieron retomar el formato de los 80 con pequeños fragmentos de obras a las que unos 18 bailarines dieron vida.
Tres piezas fueron las que Mendoza, junto a dos bailarinas más, ofrecieron al escaso público de un nostálgico espectáculo: un dueto neoclásico, una danza moderna llamada nuevos caminos, dedicada a los inmigrantes y finalmente “revolución”. Por su parte, Mejía estrenó dudas y complicidad, nostalgia, y una producción con Hot Dance.
Actualmente el elenco universitario de danza consta de 10 bailarines, quienes también participan en un taller que Jorge Mendoza impartió en el país por tres semanas bajo el concepto de fusión, que deriva de la mezcla de ballet, danza contemporánea, jazz y neoclásico.
La formación de Mendoza inició en la Escuela Nacional de Danza y actualmente es Codirector de la Academia de Danza Laney College y bailarín de la Compañía Ballet Art, ambas de Oakland, California. A diferencia de muchos de los inmigrantes que viajan al país del norte, este bailarín dice que no le costó su adaptación, que ha bailado también en otras partes de su estado residente como San Francisco y que tuvo la oportunidad de una beca con el Barkley Ballet. Dejó El Salvador, su natal país, en 1991 luego de la “Ofensiva Hasta el Tope”.
“Este tipo de cosas merece mas recursos”, dijo Julio Mejía, ante la falta de presupuesto, lo que obstaculizó la llegada al país de la Compañía del Ballet Art. Sólo dos bailarinas acompañaron al maestro Mendoza en esta oportunidad, costeándose ello el total de los gastos.
La danza contemporánea que se presentó este 5 de septiembre en el Teatro Universitario permitió el encuentro de dos coreógrafos que en los años 80 formaban parte de grupos de vanguardia que surgen en la UES: Evolución y Danza en Movimiento.
Julio Mejía y Jorge Mendoza quisieron retomar el formato de los 80 con pequeños fragmentos de obras a las que unos 18 bailarines dieron vida.
Tres piezas fueron las que Mendoza, junto a dos bailarinas más, ofrecieron al escaso público de un nostálgico espectáculo: un dueto neoclásico, una danza moderna llamada nuevos caminos, dedicada a los inmigrantes y finalmente “revolución”. Por su parte, Mejía estrenó dudas y complicidad, nostalgia, y una producción con Hot Dance.
Actualmente el elenco universitario de danza consta de 10 bailarines, quienes también participan en un taller que Jorge Mendoza impartió en el país por tres semanas bajo el concepto de fusión, que deriva de la mezcla de ballet, danza contemporánea, jazz y neoclásico.
La formación de Mendoza inició en la Escuela Nacional de Danza y actualmente es Codirector de la Academia de Danza Laney College y bailarín de la Compañía Ballet Art, ambas de Oakland, California. A diferencia de muchos de los inmigrantes que viajan al país del norte, este bailarín dice que no le costó su adaptación, que ha bailado también en otras partes de su estado residente como San Francisco y que tuvo la oportunidad de una beca con el Barkley Ballet. Dejó El Salvador, su natal país, en 1991 luego de la “Ofensiva Hasta el Tope”.
“Este tipo de cosas merece mas recursos”, dijo Julio Mejía, ante la falta de presupuesto, lo que obstaculizó la llegada al país de la Compañía del Ballet Art. Sólo dos bailarinas acompañaron al maestro Mendoza en esta oportunidad, costeándose ello el total de los gastos.