Por: Unión de Estudiantes Revolucionarios Salvadoreños 30 de Julio (UERS 30)
31 Enero de 2008
La capacidad de la Universidad de El Salvador para aceptar los miles de jóvenes bachilleres con aspiraciones de continuar sus estudios, cada vez se vuelve más difícil; lo que ha generado una reacción lógica pero desmedida y desubicada en algunos estudiantes.
El último periodo de la Rectora Maria Isabel Rodríguez 2003-2007 se caracterizó por cierres y presiones en las facultades a principios de cada año, con el único propósito de hacer que las autoridades permitieran el ingreso de todos los bachilleres no seleccionados en los procesos de Nuevo Ingreso.
Pero las asociaciones y sobretodo las organizaciones que conocemos la situación generada en este tipo de problemas, debemos avanzar en combatir ese mal y hacer un análisis mas profundo del fenómeno. Si bien en el pasado los cierres fueron justificados, no es cierto que hoy en otras condiciones el método siga siendo el mismo, paradójicamente los más afectados son los mismos estudiantes.
De igual manera aquel grito de INGRESO MASIVO que algunas organizaciones les gusta repetir todos los años, deben revisarlo, ubicarlo en tiempo y espacio y muchas otras que se vociferan hasta de manera mecánica sin mayor argumento y contenido; de lo contrario esas consignas se convertirán en un engaño para los aspirantes deseosos de entrar a la “UES”, asimismo de simple estrategia exhibicionista para que mas de alguno se quede en la organización a cambio de la supuesta ayuda.
Los estudiantes de nuevo ingreso no deben ser utilizados para fines personales, ni sacrificados injustamente todos los días manteniéndolos con perspectivas inciertas de quedar, no deben ser engañados con sus sentimientos y de esa manera multiplicando el problema por mucho tiempo mas. Al contrario, debemos sentarnos desde ya, con el objeto de proponer ideas que minimicen o erradiquen ese dolor de cabeza.
Antes de aportar elementos es necesario elaborar un diagnostico para ver de donde viene y cómo se desarrolló ese problema que sin duda hay aspectos internos y externos.
Solo basta escuchar el banderillazo de salida para el año escolar 2008, anunciado por el gobierno sin mayores problemas, demagógicamente balbuceó que este año se practicará el valor de la libertad como si en El Salvador no existe la esclavitud del desempleo y bajos salarios, por consiguiente la marginación de miles de niños y jóvenes sin estudiar.
Saca y ARENA tampoco hablan de la esclavitud en que reciben clase los estudiantes de primaria, secundaria: aulas de lámina, sin agua potable, sin pupitre ni material académico. Lo mas aberrante es que el desarrollo intelectual de los jóvenes se frustra al llegar a la Universidad, primero porque sus conocimientos son pobres al grado de entrar en choque con los planes de estudios de la carrera que eligen, luego por las condiciones paupérrimas en que los gobiernos areneros han sumido nuestra Alma Mater con el bajo presupuesto asignado.
Entonces el problema de nuevo ingreso es más complejo de lo que algunos piensan; no basta con hacer bulla y gritar consignas a los cuatro vientos en los lugares equivocados o funcionarios menos indicados. Si las facultades siguen cometiendo el error de dejar cupos, esperando la presión de las organizaciones, demos un paso de calidad y no caigamos en ese juego, porque puede convertirse hasta en una falsa bandera de lucha en la medida que solo esperemos todos los años para reaccionar sin combatirlo de raíz; presionemos unidos en realidad donde se debe: el gobierno y sus dependencias.
QUÉ CARRERA QUIEREN LOS BACHILLERES
Los jóvenes salvadoreños deben conocer que los planes educativos como el Plan 2021 de ARENA responden a los intereses de los ricos, por eso no es extraño que los estudiantes de secundaria entren engañados a la Universidad queriendo ser empresarios.
Esa falsa visión en El Salvador permite una excesiva saturación en las facultades Ingeniería, economía, Derecho, Medicina. Para este año, de los 18280 aspirantes en toda la “UES” fueron seleccionados 7955; un proceso y datos que dejó María Isabel Rodríguez.
“Podrán quemar nuestros libros, matar nuestros cuerpos...pero jamás nuestras ideas”.